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Voces unidas

Ahora, con toda la magia de la fauna y la flora que respira vida a cántaros en este lugar del mundo, existe como en todo, agentes y variables que ponen en riesgo toda esta belleza, y es nuestra responsabilidad alertar a las generaciones venideras. Tristemente, es un hecho que con nuestro comportamiento -el de una gran parte de la humanidad-, hemos hecho que nuestro planeta entero -donde ciertamente está incluido el Amazonas- se haya ido deteriorando: las diferentes especies de fauna y flora han ido cayendo en peligro de extinción; Se ha ido contaminando el aire, la tierra y el agua, y los habitantes de los centros poblados se han llenado de hábitos y vicios consumistas, que ponen en peligro la misma sociedad. Con el “fogonazo” de la tecnológía, se han expandido todas la posibilidades de la comunicación entre la mayoría de los seres humanos y consigo toda la información, constructiva y destructiva: Ahora podemos enviarle a una buena parte del planeta aquello que nos interesa compartirles, pero por otro lado, la cultura con su identidad, el florklor, la tradición y las costumbres de los pueblos y las regiones han ido quedando en la memoria de algunos románticos, y han sido sustituídas -no solo en las generaciones más jóvenes- por corrientes globalistas impuestas por intereses de mercados con mucho poder de convencimiento en los medios de comunicación, que buscan un beneficio individual y no uno colectivo.

Afortunadamente, con ojos de esperanza hay personas comprometidas con el futuro de la humanidad y más específicamente con el Amazonas, que saben que hay mucho todavía por proteger y que igual esfuerzo hay que hacer por recuperar. Nos sumamos a todas las personas y todas las organizaciones que trabajan honesta e incansablemente por la protección del Amazonas, región que aunque se ve amenazada, todavía respira vida gracias al instinto de supervivencia y a la fe de los que creen en la preservación de la naturaleza. Hay innumerables proyectos turísticos exitosos en esta región, que muestran a los visitantes un Amazonas real que demuestran que construyendo empresa también pueden dejar a muchos turistas con sonrisas de satisfacción y sorpresa ante lo que sí es deslumbrante y autóctono. Deseamos contribuir a ser mensajeros de una voz que transmite sin arandelas los verdaderos encantos de la naturaleza, sin dejar de alertar con advertencias objetivas acerca de los riesgos de la negligencia, con la que todos podríamos actuar si no nos esforzamos por detener esta cadena de patrones de conductas destructivas.

 

35 años después de la inauguración al publico, la misión de quienes trabajamos en EL JARDÍN sigue siendo motivada por intentar transmitir un mensaje de esperanza ante un conflicto de nuestra propia naturaleza humana, en que nos debatimos entre si debiéramos procurar un bienestar individual para salvarnos a nosotros mismos -junto a nuestros intereses más inmediatos- ó, unirnos a causas colectivas para contribuir al bienestar del planeta.

 

A primera vista, conquistar intereses individuales y obtener a cambio cierto confort que nos permite sentirnos protegidos, pareciera mas urgente que lanzarse romántica y suicidamente hacia una causa colectiva que no nos traerá beneficios inmediatos y que requiere el esfuerzo para involucrarse con el bienestar de personas que a lo mejor nunca conoceremos.

 

Sin embargo, como lo vemos en El jardín de la Victoria Regia, existe una solución donde, aunque las dos acciones van de la mano, tienen que ejecutarse en orden : el beneficio colectivo como punto de partida, inevitable y felizmente, conlleva al beneficio individual. Cuidemos el planeta y a cambio, él tendrá cómo cuidarnos a nosotros.

"Cuidemos el planeta y a cambio,

él tendrá cómo cuidarnos a nosotros"

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